Q:
En Bircat Hamazón en Sucot rezamos, הרחמן הוא יקים לנו את סוכת דוד הנופלת – El Misericordioso reconstruirá la Sucá caída de David, es decir, el Bet HaMikdash. ¿Qué tiene que ver Sucat David con Sucot per se? Y mi segunda pregunta es, los ushpizín que decimos en Sucot; ¿No están invitados a nuestra casa todos los días del año? ¿Por qué de repente en Sucot los invitamos?
A:
Y ambas preguntas tienen una sola respuesta. Primero repetiré las preguntas. ¿Por qué en Sucot añadimos “El Todopoderoso erigirá la sucá caída del rey David”? ¿Y por qué en Sucot invitamos como invitados a los grandes hombres de la antigüedad Abraham, Itzjak, Iaakov, etc.? ¿Por qué no en Pésaj para el seder u otros momentos?
Y la respuesta es que la sucá tiene un significado especial porque la sucá es el símbolo de la existencia de la nación judía en el exilio. Am Israel existe aún en las circunstancias de máxima desprotección; somos más vulnerables porque somos un pueblo pequeño en comparación con las demás naciones del mundo. Y en el exilio somos vulnerables; no tenemos ningún ejército que nos proteja y estamos al capricho, al gusto, de todas las naciones.
Y l[os goím] están haciendo todo lo posible [para exterminarnos]; siempre han hecho todo lo posible. בכל דור ודור עומדים עלינו לכלותינו – En cada generación han intentado una y otra vez deshacerse de nosotros. Han hecho esfuerzos muy grandes; es sólo porque la gente no sabe historia que se olvidan de estas cosas; no son conscientes. Pero en muchas generaciones han hecho todo lo posible. El emperador Adriano hizo todo lo posible y era un hombre muy poderoso; tenía el Imperio Romano a su disposición e hizo todo lo posible para acabar con el pueblo judío. Sin mencionar a Hamán e Hitler y todos los demás.
Y de este modo, vivimos en una sucá en el Olam Hazé y es una sucá que parece tener una existencia endeble. Pero en realidad es el tipo de vivienda más fuerte porque la sucá es la promesa que hizo el Todopoderoso de que estaremos para siempre. Él prometió eso. Las naciones vendrán y se irán, pero el Am Hashem permanecerá para siempre. Y eso es lo que representa la sucá.
Por eso está prohibido hacer una sucá con techo de hierro, techo de hormigón, porque esa es la lección. Nuestra sucá, el sejaj, la pequeña y endeble cobija, es suficiente, porque los anané kavod, las nubes de gloria de la Shejiná, son más fuerte que cualquier material. ¡El judío estará aquí para siempre! No significa todos los judíos; las personas pueden perderse jalila, pero estamos aquí para siempre.
Ahora bien, debido a que la sucá es un símbolo de nuestra existencia nacional que está asegurada para siempre, es por eso que tenemos que recordarnos que falta parte de la imagen. No está completa hasta que se restablece la sucá de David. Porque David es el hombre que tiene una de las mayores participaciones en nuestra existencia nacional. Tomaría mucho tiempo explicarlo, pero la contribución de David HaMélej es tan notable, tan destacada, que merece no una charla, sino muchas conferencias. Y por lo tanto, es imposible para nosotros imaginar la existencia de nuestra nación sin la participación de David HaMélej y, por lo tanto, incluimos eso.
Y se introducen los Avot, los fundadores de nuestro pueblo, porque ellos son los responsables del amor que nos tiene Hakadosh Baruj Hu y del pacto que hizo con nosotros. Y, por lo tanto, los invitamos a pasar. Es como alguien que se muda a una nueva casa, tiene que recordarse a sí mismo que hubo un amigo que pagó un préstamo de diez mil dólares, otro que pagó otros diez mil; digamos que son los padres de su esposa o tal vez un tío. Entonces, cuando se trata de hacer janukat habáit, él los llama.
Y así, cuando hacemos nuestros sucot que representan la existencia eterna de nuestra nación, llamamos a estos grandes hombres que fundaron nuestra sucá y Hakadosh Baruj Hu hizo Su pacto con ellos; hizo un pacto con Abraham, Itzjak e Iaakov. Y por David y Moshé, Aarón y Shelomó, todos esos grandes hombres que ayudaron a establecer nuestra nación. Y por lo tanto los invitamos a la sucá porque ahí es donde pertenecen.
CINTA #141 (octubre de 1976)