Q:
¿Es una mitzvá estar besimjá, estar alegre?
A:
Y la respuesta es, ¡absolutamente! Dice לך אכול בשמחה לחמך – Ve y come tu pan con alegría, ושתה בטוב לב את יינך – y bebe tu vino con buen corazón (Kohélet 9:7). Significa se feliz con tus comidas. Sin embargo, dice allí, כי כבר רצה אלקים את מעשך – porque Hashem aceptó tus obras. Significa que cuando una persona está logrando algo en la vida, está sirviendo a Hashem, está viviendo una vida judía, entonces esa persona tiene derecho a la felicidad. No sólo tiene derecho, sino que necesita la felicidad porque es una fuente de energía para ayudarlo a servir a Hashem.
Por eso, caer en el desánimo, en depresión, es un pecado. Es absolutamente una averá que una persona se corte el dedo. No tiene derecho a lajbol beatzmó, a lastimarse a sí mismo. Y la infelicidad es una forma de autodestrucción.
Ahora bien, no digas: “Estoy deprimido, no es mi culpa”. Al principio es tu culpa. Por supuesto, cuando caes más y más en la depresión, entonces jas veshalom puede ocurrir que nunca saldrás de eso. A veces, eventualmente lo harás, pero durante ese tiempo, puedes ser víctima de condiciones fuera de tu control. ¡Pero el comienzo de la depresión es tu culpa!
Es como el comienzo del hipo. Al hipo debes detenerlo desde el principio. Aguanta la respiración hasta que el hipo se detenga. Porque si lo descuidas, podría convertirse en un ataque y, a veces, podría durar días y días. Y es una tragedia; a veces puede que tengas que operarte con la esperanza de detener el hipo. Es un buen consejo, por cierto: tan pronto como comience el hipo, contén la respiración hasta que se detenga. No esperes hasta que se meta en el camino largo. Y lo mismo ocurre con la depresión. El momento de cortar una depresión es cuando está en ciernes, desde el principio.
Y es por eso que un judío frum siempre debe estar alegre. Cualquier cosa que puedas agregar a tu reserva de felicidad; es una mitzvá agregar. ¡Porque vas a estar sirviendo a Hashem con tu tefilá, y con tu estudio y también estás haciendo buenas obras, así que toda la simjá que tienes se convierte en energía para ayudarte a rezar y aprender y realizar buenas obras! Necesitamos toda la energía que podamos poner en nuestras manos y simjá es energía.
Así que come y disfruta lo que estás comiendo. Disfruta de tu sueño. Levántate por la mañana y di: “¡Ah! Dormí un dulce sueño anoche”. ¡Gracias a Hashem por ello! Hagas lo que hagas, trata de disfrutarlo antes o mientras lo haces o después de que hayas terminado. Mira hacia atrás y disfruta de lo que ya has vivido. Cuando termines una comida, mira hacia atrás y disfruta de lo que has comido. “¡Ah! ¡Un buen trozo de pan! ¡Un buen trozo de pescado!” – lo que sea que hayas comido – y trata de volver a experimentar el placer y agradecer a Hashem por esa experiencia.
Encuentra simjá en todo lo que te rodea porque el mundo está hecho para la simjá. Es sólo nuestra terquedad, nuestra contrariedad, lo que nos hace inconscientes. La verdad es que la naturaleza está planeada para estimular la simjá. Incluso mirar un árbol provoca simjá de forma natural. Y la gente tiene que aprender a responder con naturalidad a estos estímulos. Y ciertamente es una mitzvá en todo momento estar besimjá.
CINTA #584 (enero de 1986)